Tratamiento activo del esguince de tobillo
Consejos para tratar los esguinces
El tobillo es una de las zonas donde más comúnmente se presentan lesiones musculoesqueléticas agudas, siendo el esguince de tobillo la lesión más recurrente. De hecho, ocupa cerca del 75% de los casos, con una alta incidencia en adolescentes y jóvenes que practican algún deporte.
Es importante saber que más de 40% de las lesiones que afectan los ligamentos del tobillo pueden generar problemas crónicos, por lo que el tratamiento oportuno y adecuado debe enfocarse en:
- Aliviar el dolor y eliminar la hinchazón.
- Propiciar el reposo y el proceso de cicatrización del ligamento lesionado.
- Favorecer el apoyo, el movimiento y el ejercicio controlado de las articulaciones y músculos que no han sido afectados por el esguince.
Clasificación del esguince de tobillo
Los esguinces de tobillo se clasifican en función del daño causado a los ligamentos, está clasificación puede ser anatómica o patológica, siendo esta última la más empleada:
- Esguince de grado I: se presenta un estiramiento del ligamento, sin que se produzca rotura de fibras, no hay pérdida funcional, el paciente puede soportar peso y caminar con dolor leve y mínima hinchazón.
- Esguince de grado II: se presenta una rotura parcial del ligamento, con deterioro funcional moderado, hay una pérdida funcional moderada, con dolor leve y aparición de edema en pocas horas, luego de 18 horas pueden aparecer hematomas.
- Esguince de grado III: se presenta una rotura completa de las fibras y pérdida de la integridad del ligamento, hay una pérdida funcional severa, se produce dolor intenso, hinchazón severa y en pocas horas aparece un hematoma en todo el pie.
Fases del tratamiento activo
El tratamiento activo del esguince de tobillo se realiza aplicando la técnica RICE (siglas en inglés de reposo, hielo, compresión y elevación), la cual busca prevenir la hinchazón y minimizar el dolor a fin de mantener la amplitud de movimiento.
- Reposo: es importante que el paciente no apoye el pie lesionado para que inicie el proceso de recuperación, que se da a través de un proceso de apoyo progresivo, que puede requerir el apoyo suave con uso de bastón o de muletas.
- Hielo: se debe aplicar frío en la zona afectada, lo más recomendable es utilizar un cold-pack, que contiene un gel congelante que es moldeable, por lo que la bolsa de va a adaptar mejor al pie, se debe aplicar por periodos de 10 a 12 minutos y luego dejar reposar el pie por el mismo periodo.
- Compresión: la aplicación de un vendaje elástico sobre el tobillo y la parte baja de la pierna ayuda a dar mayor estabilidad y a evitar se forme un edema excesivo.
- Elevación: durante el reposo el paciente debe mantener la pierna elevada para un mayor descanso y evitar el aumento del edema.
Luego del tratamiento inicial, el fisioterapeuta puede aplicar otras técnicas como masajes, presoterapia, ultrasonido y láser, las cuales son muy efectivas para calmar el dolor y reducir la inflamación. Igualmente, aplican vendajes compresivos y vendajes funcionales.
Indicará además los ejercicios adecuados para mantener el movimiento de los ligamentos y músculos no afectados por la lesión, con ello se busca potenciar de forma selectiva los músculos.